Veamos algo más: los godos se habían dividido en “visigodos” y “ostrogodos” según su posición al oeste o al este del río Dniester. Y así estaban cuando una nueva invasión llegó sobre los territorios protoeuropeos: los “hunos”. Los “hunos” no eran “indoeuropeos” ni pretendían ocupar territorios para establecerse como los cimerios o escitas sino que su objetivo era solamente uno: la rapiña. Esto ocurría en el siglo IV – a partir del 370 - y ante el avance incontenible de los “hunos” los visigodos cruzaron el Danubio y se constituyeron como un pueblo federado dentro del Imperio y los ejércitos romanos comenzaron a integrar en sus filas a los visigodos y así consiguieron repeler a los hunos en la Batalla de los Campos Cataláunicos – aunque volverían años mas tarde - .
Estando los visigodos en el interior del Imperio fueron evangelizados por un misionero godo arriano, que tradujo la Biblia al gótico. De este modo los excomulgados de ISRAEL recibían de nuevo, en la reviravolta de la historia, la Palabra que sus padres despreciaron sumada a la “buena noticia” de que el Mesías de ISRAEL se había manifestado en Palestina. Aunque, como dijimos, ellos habían olvidado su pasado y recibieron el evangelio como una Novedad. Pero este era el cumplimiento del Propósito de YaHVéH que – como veremos - era rescatar un remanente de la desterrada “casa de Israel” para retornarlo a Sión.
El pueblo visigodo en el seno del Imperio Romano alternaba colaboración con rebelión. Allí nació Alarico que tendría un papel protagónico en sucesos que conmoverían al mundo. En efecto, pasados los años, Alarico fue nombrado “rey de los visigodos”. Y en el 396 los visigodos avanzaron sobre Grecia destruyendo todo a su paso y saqueando Atenas. Luego fueron contenidos y asentados en la Iliria pero pronto se levantaron y fueron en busca del premio mayor: Italia. Y en el 408 los visigodos al mando de Alarico tomaron Roma. Los días del Imperio Romano de occidente habían terminado. La caída de Roma conmovió profundamente al mundo de la época (nota 2) y luego Alarico escribiría:
“Desde que tomé Roma en mis manos, nadie ha vuelto a menospreciar el poder de los godos. Lo que fue el afán de conquistas y el deseo de aventuras dio grandeza a un pueblo necesitado de patria”.
¿Por qué relato esta historia? Grecia y Roma habían perseguido y martirizado a los cristianos por desafiar la proclamada “divinidad” de César. Pero en el tiempo de Dios/Elohim el avance de los hunos movió a los visigodos que eran descendencia de Israel al interior del Imperio. Allí fueron evangelizados - aunque con la distorsión arriana - y cambiaron sus dioses del destierro por el señorío del Mesías de ISRAEL. Luego avasallaron a las ciudades griegas y su capital Atenas. Y finalmente “tomaron las puertas” de Roma. De modo que este Imperio poderoso, un verdadero Goliat “incircunciso” de la historia, y que estaba en el poder en Palestina en días en que Jesús fue crucificado, vino a caer por manos de un descendiente de Israel: Alarico. Esto recuerda la promesa de YaHVéH a Abraham:
“tu descendencia se adueñará
de las puertas de sus enemigos".
de las puertas de sus enemigos".
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Tomado del libro:
"Estruendo en las Naciones"
Tomado del libro:
"Estruendo en las Naciones"
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