"¿Puede el hombre hacer sus propios dioses? ¡Entonces esos dioses no son verdaderos!"
(Jeremías 16:20)

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Tengamos presente hoy mas que nunca que hay un ejército de ángeles al servicio de los justos - los lavados por la sangre del Cordero -. El pasaje en que Eliseo fortalece la fe claudicante de su criado sirve para recordarlo:




"...No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo...: Te ruego, oh YaHVéH, que abras sus ojos para que vea... y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego..."



Y cosa similar ocurrió con Jacob/Israel cuando divisó su campamento a su retorno luego de su lucha agónica con el Ángel. Entrones se le abrieron los ojos para que viera que junto a su campamento había otro de ángeles:





“... Cuando Jacob los vio, dijo:
«¡Pero si aquí también acampa Dios!»
Por eso llamó a ese lugar
«Dos campamentos» (Mahanaim)”.
Génesis 32:1-2



Si a los creyentes de hoy se nos abrieran los ojos a las realidades celestiales ¡que escena sorprendente y llena de acción veríamos!: millares de ángeles acudiendo a nuestro cuidado.






Nuestro Dios/Elohim – YaHVéH - es uno que domina y cambia las circunstancias a nuestro favor. Cuando David Wilkerson, aquel enorme siervo de Dios que aún nos edifica con sus escritos, predicaba sobre estas cosas repetía: “No teman,¡Dios esta en el control!”. Y es que a pesar de que nosotros vemos caos sin salida a nuestro alrededor todo ocurre de acuerdo a un Plan perfectamente establecido, estamos en días de retribución y nosotros, los que somos limpios por la sangre del Cordero, estamos del lado del Ganador. ¡Él sabe de la caída de cada uno de nuestros cabellos!.



Pero hay un mensaje específico para la América de hoy en la Palabra que nos anticipa nuestra actitud en estos días. En el capítulo 24 de Isaías -llamado a veces “el  apocalípsis de Isaías”- se nos habla de un estado de terror en todo el mundo,  y de pronto esa descripción terrible se detiene y como un rayo de luz aparece esta escena en medio de la destrucción y el caos:



"El remanente eleva su voz y grita de alegría;
desde el occidente aclama la majestad del Señor”



– pedimos al lector que lea ese capítulo -



En otra versión se nos dice que este “occidente” del que habla el profeta Isaías, mirando desde Jerusalem, está mas allá del mar:



"Estos alzarán su voz, cantarán gozosos
por la grandeza de YaHVéH;
desde el mar darán voces.
Glorificad por esto a YaHVéH...;
en las costas del mar”



las “costas” a que alude Isaías en varias ocasiones como el lugar en donde se conocería a YaHVéH y se Le alabaría en los días finales - o las “extremidades” o “confines” de la tierra - son una alusión al continente americano que naturalmente no era conocido en aquellos días pero se le nombraba de esta manera en la profecía como un lugar en que se escucharía alabanza cuando todo el mundo estuviera en expectación y caos. ¡Aleluya! (nota 1)




Y termina este pasaje a contramano del horror de lo que sucede en el mundo con una exclamación:



“Desde los confines de la tierra oímos cantar:
"¡Gloria al justo!”



Si estamos en América entonces, lo que esta profetizado para estos días de desencanto es aclamar al Justo, alabar sin cesar al Dios de ISRAEL, especialmente cuando sintamos que el día del Señor esta cerca. Esto es lo que vio proféticamente Isaías y es lo que seguramente sucederá bajo la unción del Espíritu Santo. Sabemos que cuando todo tiemble Él mandará a su ejército de ángeles a nuestro favor. Él es “YaHVéH de los Ejércitos” celestiales,  Él es escudo alrededor de sus hijos y cualquiera sea la situación debemos tener certeza de que estamos y estaremos siempre en sus amorosas manos. Él habita en el clamor y la alabanza de su pueblo y un rayo del cielo nos iluminará cuando alcemos las manos en alabanza. Dice en Lucas 21:28:



"Cuando estas cosas comiencen a suceder,
erguíos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redención está cerca"





Amén y amén






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Nota 1): podemos considerar también este pasaje entre muchos otros en que se habla de "las costas" (América):

"Ya se acerca mi justicia,
mi salvación está en camino;
¡mi brazo juzgará a las naciones!
Las costas lejanas confían en mí,
y ponen su esperanza en mi brazo."

Isaías 51:5


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