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+ CIELOS NUEVOS
Y TIERRA NUEVA,
O TINIEBLAS
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“Pero nosotros esperamos,
según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva,
en los cuales mora la justicia.”
2 Pedro 3:13
según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva,
en los cuales mora la justicia.”
2 Pedro 3:13
En este pasaje la palabra "justicia" puede traducirse también
“rectitud”. Tanta son las cosas torcidas a que nos van acostumbrando en
todos los ámbitos de nuestra vida que hablar de rectitud parece un
exabrupto o una antigualla del pasado. ¿Qué es rectitud?. El apóstol
Pablo escribiendo a los Filipenses decía:
“Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre;
si hay virtud alguna,
si alguna alabanza,
en esto pensad”.
(Filipenses 4:8)
Repare
el lector si alguna de estas cosas son las que se promueven en nuestra
sociedad y nuestra cultura. Repare en la programación de TV, o el cine, o
los abismos en que se puede caer en la Internet, o los juegos
electrónicos y de computadora. O los fundamentos de los temas educativos
y sociales que se promueven como la "nueva moralidad" que conduciría a
la paz. Repare como estas cosas no reconocen frontera y se expanden por
el mundo entero. Repare como las cosas que eran obviamente “sin virtud
alguna” en el pasado emergen hoy como demandas y “derechos” a los que
debemos curvarnos. Repare la rispidéz conque se recibe cualquier
apelación a la normalidad o "rectitud", tal como era entendida - por lo
menos en occidente - en tiempos en que los valores de las iglesias de
Cristo eran aceptados universalmente (o por lo menos no eran
radicalmente contradichas).
La humanidad "globalizada" tiene el estado mental reprobable que se relata en Génesis 11:6
"Todos forman un solo pueblo
y hablan un solo idioma;
esto es sólo el comienzo de sus obras,
y todo lo que se propongan
lo podrán lograr".
y hablan un solo idioma;
esto es sólo el comienzo de sus obras,
y todo lo que se propongan
lo podrán lograr".
El
hombre de hoy en su abrumadora mayoría no se pregunta si sus obras le
agradan a Dios o no, si están o no en Su Propósito. Tan solo prevalece
la certeza de que el esfuerzo humano y el "aumento de la ciencia"
(Daniel 12:4) todo lo pueden, o lo podrán. En ese "altar" todos
depositan "fe". Incluso el "dios ciencia" todos los días invade
territorios reservados solo al Dios del cielo, nuestro Creador. Y es que
el hombre se complace en "jugar a ser Dios", en desafiarlo como a un
enemigo público. Este es el sentido manifiesto que guía la cultura y el
pensamiento "políticamente correcto" que hoy nos aflige: los hombres podemos decidir cualquier cosa por nosotros mismos, no importa si a Dios le gusta o no. Él
no es nuestro Creador, y tampoco nuestro preceptor. Somos imagen de un
simio y a él debemos pedir consejo (o por lo menos así parece).
¿Es
posible cambiar por medios humanos o "políticos" este temporal de
basura sobre nosotros?. No, no es posible porque ya no existe consenso
profundo sobre lo que es bueno y lo que es malo, y por lo tanto las
tinieblas se abaten sobre el mundo. No hay criterios sanos sobre lo
socialmente aceptable y lo inaceptable. Sobre lo virtuoso o lo viciado,
corrupto o torcido.
Y si los hay prontamente se procura acallarlos, estigmatizarlos y
presentarlos como antisociales. Una tendencia sostenida hacia lo
torcido y bizarro es
lo que parece tener vía libre. Y por eso sabemos que el Juicio esta
decretado sobre este mundo, ya lo hubo antes en situaciones similares y
lo volverá a haber en breve.
Por
eso nosotros esperamos “cielos nuevos y tierra nueva” que nos permitan
dejar atrás las tinieblas que hoy nos obligan a caminar con la única
guía de nuestra Luz interior (Isaías 50:10)
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