"¿Puede el hombre hacer sus propios dioses? ¡Entonces esos dioses no son verdaderos!"
(Jeremías 16:20)

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En el año 2003 escribí el articulo que transcribo abajo. Eran días en que el mundo ya sabía de una nuevo fracaso en la inacabable negociación por "paz" entre el Estado Judío y los palestinos, y cuando ya se había desatado la "segunda intifada". Quienes conocemos la profecía sabemos que todo intento de paz es imposible en esa región (central del punto de vista profético) del planeta. Una quimera. La Paz solo se establecerá con la irrupción sobre el monte de los Olivos del Rey de reyes y Señor de señores. Y porque lo básico de lo escrito hace siete años sigue siendo válido hoy, lo volvemos a publicar.


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"el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente"

Salmo 70:23



El tema del Estado de Israel es muy ambiguo de tratar. Por ejemplo: si se le pregunta a algún político israelí cual es la razón para que el Estado de Israel no tenga constitución (creo que es de los pocos países del mundo que no la tiene) le va a contestar que es porque en 1948 no se pusieron de acuerdo sobre si ese Estado que nacía en tiempos dramáticos tenía que ser una República o un Reino. Y no quisieron abrir esa discusión en tiempos críticos para su supervivencia. Además, estaba escondido en el mismo interrogante el espinoso problema de que, si por acaso se resolvía que el naciente estado fuera un reino, este debería de tener un rey: ¿Y quién debería de ser ese Rey?. (nota 1)


Y otro tema crucial que vuelve a ponernos de frente a una ambigüedad de fondo en todo lo que sucede en el Estado de Israel, se presentó cuando se tuvo que decidir cual sería la actitud a asumir en cuanto a la posesión o no del “Monte del Templo”. Se cuenta que David Ben Gurion, la persona de mayor estatura política en 1948, confesaba privadamente que prefería que el "Monte del Templo" permaneciera fuera de la jurisdicción del nuevo Estado Judío a los efectos de no abrir la discusión de si allí se debería de construirse un nuevo Templo Judío o no. Y es que si por acaso se decidía que sí, que debía de construirse ese Templo – ahora llamado Tercer Templo – por ser este un reclamo ancestral del pueblo judío, entonces tendrían que aparecer los sacerdotes para ministrar en el. Y si hubiera sacerdotes - además de encontrarlos y reconocerlos después de casi 2.000 años de diáspora - esto solo podría hacerse bajo la autoridad del poder rabínico, y entonces el poder político quedaría limitado por el poder religioso. Otro intríngulis insoluble para quienes querían construir la mayor ambigüedad de todas: un Estado judío, laico.


Así es que, cuando en l970 el ejercito de Israel reconquistó el Monte del Templo que estaba en manos del Reino de Jordania, Moshe Dayan - otra figura mítica del Estado Judío – no tardó mas de 10 días en cederlo a una administración palestina – el Wakf - especialmente creada para ese fin de modo de evitar enfrentarse a la edificación del anhelado Templo que sin duda desataría grandes tormentas en la zona. Y hoy permanecen allí - en la explanada del Monte del Templo - dos símbolos relevantes del islamismo mundial: la mezquita de AlAqsa y el "Domo de la Roca", es decir, una mezquita de buenas dimensiones finamente decorada y un edificio rematado en una cúpula recubierta de oro, cubriendo la roca que aflora sobre el nivel del piso de la Explanada sobre la cual el Islam afirma que Abraham levantó el cuchillo del sacrificio sobre la oferta en holocausto a Dios/Elohim de Ismael, y no de Isaac. Es decir, no solo el islamismo se apropio del territorio del Templo, sino que intenta una y otra vez apropiarse de la teología hebrea cambiando sus personajes. Otra complicación de las tantas que produce el intento islámico de torcer la Palabra a su favor, de robar sus profecías, de sustituir al Profeta - que solo puede ser el Hijo de Dios hecho carne, Mesías de Israel - por Mahoma, lo cual es el mayor robo de la historia que no es explicado ni denunciado por la perspectiva plana de las interpretaciones periodísticas de lo que allí sucede.


Y porque estos dos símbolos islámicos están instalados allí, a pesar de que es el lugar mas sagrado del planeta para el judaísmo, y el único lugar sagrado de esa fe, los palestinos y los árabes enfatizan que Jerusalem les pertenece. La vacilación y ambigüedad en que se ha movido el Estado de Israel desde su fundación convalidó en gran parte esta situación. Y esta vacilación también ambienta la afirmación de los palestinos - es decir los voceros de Arafat – de que nunca hubo en la Explanada del Templo un Templo Judío. Y no ayuda que la furia romana haya arrancado hasta los cimientos el Templo de Salomón reformado por Herodes el Grande, en su afán de borrar el carozo sagrado de la díscola provincia que los desafiaba. Y así se borró para siempre todo vestigio de la existencia de un Templo Judío a partir del el año 60 de nuestra era. Esta ausencia de vestigios del Templo que era el epicentro de la fe judía – exceptuando el contrafuerte occidental de la explanada que constituye el hoy llamado “muro de los lamentos” - es aprovechado por la malintencionada tesis palestina sobre la no existencia en toda la historia de algún Templo “Judío” en “su” explanada. Y es que fue tanta la furia romana y el empeño por eliminar de la historia la fe y el pueblo judío que llegaron a utilizar esa magnifica explanada para plantar una huerta, es decir: la explanada fue arada en toda su extensión y toda piedra o vestigio removido. Hoy la mezquita de AlAqsa y el Domo de la Roca hieren la sensibilidad de quien hasta allí peregrina para ver los lugares santos de la fe judeocristiana. Son un anacronismo al que estamos tan acostumbrados, o malacostumbrados, que no percibimos que reflejan la ambigüedad aguda y chocante que es la marca de identificación de todo lo que sucede en esa geografía. Y como la ambigüedad es la clave de los conflictos interiores del Estado de Israel a veces no reparamos que una gran mayoría de sus ciudadanos, a pesar de que el Estado de Israel confiesa a Elohim en su propio nombre, son ateos. Y son de los ateos mas recalcitrantes. En cierta forma, no hay peor ateo que un judío ateo.


Así tenemos que el sionismo, contra lo que se cree, no nace de una afirmación religiosa o de una reclamación territorial basada en la Palabra de Dios o la Torah, sino que es nacionalismo liso y llano, que respeta la cultura anterior de su pueblo en esas tierras, pero que no ahonda las raíces de la fe judía, ni invoca la Promesa de Dios a Abraham, Isaac y Jacob que invalidaría el solo intento de formar un estado judío laico. Otra ambigüedad que generalmente no reparamos.


El conjunto de todas estas cosas hace que hablar la Verdad de Dios/Elohim en esa región candente del planeta este vedado. La Verdad "tropieza en la plaza", es políticamente incorrecta y permanece ajena a los comentarios que chorrean sin cesar sobre esa región del mundo sin enfrentar la realidad. Y es que la Verdad tiene mala prensa. Y el Estado de Israel entonces sigue luchando en las tinieblas de la noche contra el Ángel de Peniel a la espera de un amanecer que le revele su verdadera identidad y lo bendiga. Tiene valor, como Isaac, pero como Isaac vive entre ambigüedades. Y este doble animo, esta Verdad soslayada, alimenta una tensión insoportable en el campo político, pero sobre todo en el campo espiritual, y levanta el muro de constantes malentendidos, de azarosas idas y vueltas, en torno a las negociaciones que procuran una "paz" imposible.


Fue esa tensión y ambigüedad que corta el aire la que llevo a Ariel Sharon - en setiembre del año 2000 - a subir la rampa que lleva desde la plaza del "muro de los lamentos" hasta la "Explanada de las Mezquitas" – es decir, el Monte del Templo - y desato "la segunda intifada" que llega hasta el día de hoy. En ese momento Ehud Barac, del partido laborista, opuesto al Likud, era el Primer Ministro y le proveyó a Ariel Sharon 1000 guardaespaldas para que realizara ese ascenso histórico hacia la explanada construida por Salomón – aunque soberbiamente remozada y ampliada por Herodes, que es en realidad lo que hoy vemos - hecho este que reventó la burbuja en la que se había vivido agónicamente hasta ese entonces provocando una hostilidad abierta. Y es que Ehud Barac recién había regresado de Camp Davis en donde su oferta de "paz", de una generosidad rayana en lo imposible, había sido tirada al trasto de la basura por Arafat dejándolo en ridículo ante propios y extraños.


Y Ehud Barac en consecuencia nunca culpó a Ariel Sharon por haber encendido el fósforo de la segunda intifada, a pesar de ser su enemigo político. Ariel Sharon después sustituyo a Ehud Barac como primer ministro ¿pero dónde estuvo el origen de este conflicto que llega hasta hoy y protagoniza la historia mundial? Pues, en una buena parte, en que los judíos como nación – en la idealización de su Estado moderno - no quisieron tomar una posición de integridad como pueblo ante Elohim. Quisieron hacer un estado laico en 1948 evitando así el compromiso de reconocer su origen teocrático, y se deshicieron en 1970 como una "papa caliente" del sagrado Monte del Templo para buscar el consenso con sus vecinos y evitar tener que definirse internamente frente a la demanda gritante de una explanada del Templo sin Templo Judío y ocupada por el enemigo. Y es que esta ambigüedad consustancial con la fundación del Estado de Israel conduce a lo que anuncia la profecía de Jeremías:


"...curan superficialmente la herida
de mi pueblo, diciendo:
Paz, paz; y no hay paz"


El Estado de Israel no podrá reclamar nunca para si a Jerusalem como capital "única e indivisible" hasta el momento en que en la Explanada del Templo haya un Templo Judío en vez de dos símbolos del islamismo. Esta es la realidad que nadie este preparado a enfrentar: ni los judíos por su ambigüedad nacional, ni sus aliados, ni sus enemigos, ni el mundo en general, aunque la dialéctica de los hechos que ocurren bajo el escrutinio del Altísimo los empuje inexorablemente hacia la ocupación del Monte del Templo y la construcción del Tercer Templo Judío, tan temida por los fundadores del Estado de Israel. Y es que pocos tienen oídos para oír la Verdad insoslayable de que el conflicto entre el Estado de Israel y el pretendido estado palestino crecerá angustiosamente en violencia mucho mayor de lo visto hasta hoy, y el mundo acompañara este crescendo terrorífico del mismo modo que una hoja caída en el río se hamaca al compás de las ondas concéntricas producidas por una piedra arrojada en su lecho. Y esto será así hasta que el Mesías de Israel rompa el cielo justo encima del Monte de los Olivos para liberar a los judíos de una apretura mortal en tiempos difíciles cuando la potencia protectora y su hermano mayor – los EEUU – ya no exista.


Por supuesto que no se me escapa que Ben Gurion y Moshe Dayan fueron prudentes y sabios desde el punto de vista de la política de este mundo con las actitudes ambiguas que tomaron. Pero tampoco se me escapa que mas tarde o mas temprano el Estado de Israel tendrá que pronunciarse sobre los temas que ha evitado laudar en 1948 y en 1970: es decir, ¿el Estado de Israel es - o debe ser - un estado teocrático, si o no? ¿la explanada del Templo pertenece o debe pertenecer efectivamente al Estado de Israel, si o no?. ¿Es deber de ese Estado construir allí un Templo Judío en el lugar del "Domo de la roca", si o no?.


Y cuando finalmente lo decidan por la dialéctica mortal de los hechos, el mundo estará tomado por la ultima y mas siniestra marioneta de la Serpiente Original y el estruendo alrededor del Estado de Israel será ensordecedor. En esos días las esperanzas parecerán agotadas, el camino sin salida y el exterminio que amenazó al pueblo judío a cada vuelta de la historia un hecho, al parecer, inevitable. Pero la salvación vendrá de lo Alto, estaremos en el borde del Reino Mesiánico, en el liminar del tiempo de la “restauración del Tabernáculo de David” y de la señal premonitoria y temible del Hijo del Hombre cruzando los cielos. Y es que Dios/Elohim termina siempre decantando las ambigüedades de quien ama, y a veces usa métodos poco convencionales.


Por eso creo que el Estado de Israel deberá estar cada día mas atento a Abdias 21:



"Y subirán salvadores al monte de Sión
para juzgar al monte de Esaú;
y el reino será de YaHVéH"

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Montevideo 7 de noviembre de 2003

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Ver: "Una paz inefable finalmente irradiará de Sión"

"El nacimiento repentino de una gran nación"

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Nota 1): es interesante destacar que para hacer funcionar su naciente Estado sus fundadores adoptaron párrafos de la constitución de Inglaterra. Y la Casa Real de Inglaterra es descendiente de la Casa de David. Hay preciosos hilos conductores de la historia del punto de vista de Dios, que escapan a los desatentos.

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Ver: "El linaje de Judá en Irlanda"

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